En cuanto el cadáver llega a mí lo coloco en la superficie apropiada.
Observo que alrededor hay restos vegetales.
Aún ignoro la razón pero solo ha llegado hasta mí una de las extremidades inferiores.
Cojo el instrumental necesario en estos casos, viendo que han intentado quemar la piel para borrar las huellas del crimen.
Por suerte, bajo la piel todo sigue intacto.
Han hecho dos cortes: uno a la altura del muslo y otro a la altura del tobillo.
Observo que en algunas zonas sigue habiendo sangre, la cual se ha mezclado con la grasa.
Conclusión a la que llego: ¡Mi padre siempre deja crudo el pollo!
EDGAR ALLAN FURY
-
«Que Dios se apiade de mi pobre alma». Palabras huecas que esculpí con mi
último aliento, acunado en las garras del delirio. Después cayó el telón –...
Hace 2 años
2 comentarios:
Ay jajaja. No te comas la piel, Horatio, que dicen que lleva hormonas que te dejan impotente!!
¡Jajaja! La verdad es que a veces yo también disecciono la carne. No me queda otra.
Un besín, Pani:)
Publicar un comentario