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28.5.07

Aguirricia en la Comunidad Autónoma de las Maravillas 4ª Parte y última.

Entonces oyeron un ruido ensordecedor.
-¿Acaso hay por aquí tigres, tigres o leones, leones?-preguntó Aguirricia tapándose los oídos.
-No,-respondió Zaplanacebes-solo es el Rey Rojo.
Se acercaron y vieron a Gaspar Llamazares dando un mitín.
-¿No es impresionante?-comentó Acebezaplana.
-¿El qué?-contestó Aguirricia-¿Que no haya nadie más? Por lo menos ya recuerda quién es.
-No, que se está quejando de ti, en cuanto termine el mitín desparecerás.-aclaró Acebezaplana.
-¡Qué tonterías! ¡Yo soy una persona real!-contestó ella.
-Por mucho que grites no vas a ser más real-contestaron ellos a dúo-¡Oh, no, qué hemos dicho! ¡Cuidado el cuervo, el cuervo!-y salieron corriendo.
-Pero ¿de qué coj...cuervo están hablando?-se dijo a sí misma.
En ese instante una gigántesca nube negra sobre pasó sobre ella graznando.
-¡Maricomplejines!-decía.
El viento que produjo se la llevó volando hasta una especie de laberinto. Aguirricia comenzó a pasear y se encontró con un hombre removiendo un caldero de PsoEpa al tiempo que aparecía y desaparecía con intermitencia.
-¿Quién es? ¿Y por qué desaparece?-preguntó Aguirricia, joder qué cotilla es.
-Soy el fantasma de las Elecciones a la Alcaldía de Madrid Futuras.-contestó- Pero llámame Miguel.
-¡¿...?! Creo que te has equivocado de cuento.-opinó ella.
-Una equivocación más qué más dará.-respondió él.
-¿De qué es la sopa?-preguntó Aguirricia con hambre.
-De lágrimas de Falsa Tortuga.-contestó.
-De falsas lágrimas de cocodrilo, querrá decir.-corrigió ella.
-No, no, mira.-dijo Miguel agachándose y poniéndo cerca de ella un tortuga.
La tortuga comenzó a salir del caparazón e incluso logró ponerse de pie, dando la espalda a Aguirricia.
-Me has despertado.-dijo.
-Lo siento,-contestó Miguel-tenemos visita.-dijo dándole la vuelta.
-¡Anda, pero si es Rafa!-exclamó Aguirricia.
Rafael rompió a llorar.
-Gracias, maja,-contestó Miguel-al final la olla se va a rebosar.
Dos hombres vestidos de uniforme llegaron hasta allí.
-Aguirricia, ha sido elegida Presidenta de la Comunidad de Madrid y debe acompañarnos.-dijo uno de ellos.
En la sesión de embestidura.
-¿No falta un capítulo en el que juego a cricket con la reina con unos flamencos?-pensó Aguirricia en voz alta.
-¡Tonterías!-contestó una voz en el estrado-El deporte nacional aquí es el pádelmireusté.
Aguirricia miró para allá.
-¡Por fin encuentro al hombre vestido de blanco!-dijo.
-¡Silencio, llega la Reinona!-gritó el hombre de blanco.
La Reinona hizo su entrada bailando cabaret.
-¡Pero si es Alberto!-exclamó Aguirricia.
-¡Qué les corten la cabeza de partido!-dijo mirando a Aguirricia y al Líder de la Oposición que estaba al lado de ésta.
-¡Primer testigo!-gritó el hombre de blanco.
La cocinera del Líder de la Oposición llegó y subió al estrado.
-Por favor, piense lo que diga y, claro, dígalo después.-contestó la Reinona.
-¡Qué piense lo que diGA Y, claro, lo diga después.-gritó y comenzó a tirar frutas.
-¡Ese no es el cuncetto¡-gritó un hombre desde detrás de Aguirricia.
Uno de los que habían llevado hasta allí a Aguirricia cubrió la cabeza del hombre con una bolsa de papel.
-Supongo que eso es sofocar los disturbios.-pensó Aguirricia.
-¡Segundo testigo!-se oyó esta vez.
De la Vega y Solbes llegaron corriendo con cuidado que Talantón no se despertara.
-¿De qué se nos acusa?-preguntó Solbes.
-Hoy de nada.-contestó el hombre vestido de blanco.-Solo saber si tienen algo que objetar a las victorias de Aguirricia y mías.
-¡Bueeeeeno, nos pilla de sorpresa, sin nada que echarles en cara, así que supongo que no!-contestó.
-¿Y mireusté, digo usted?-continuó.
-¡No, su señoría!-declaró De la Vega con una velocidad pasmosa.
-¿Y él?-preguntó en voz baja.
-Va a ser un año largo, duro y díficil. Pero respeto la opinión pública, loquerepresenta deque no tengo nada que objetar.-contestó Talantón.
-¡Tercer y último testigo!-gritó.
Todos giraron la cabeza hacia Aguirricia quien se puso en pie.
-¿Sabe que aunque ha barrido el suelo con Rafael, yo he sacado más votos que usted y por lo tanto tengo más poder?-preguntó la Reinona.
-Eso es absolutamente falso, ¡además yo aún no he votado!-respondió Aguirricia.
-Pues despierte entonces que le cierran el colegio.-dijo una voz que solo ella oía.
Todo se puso borroso y Aguirricia notó unos golpecitos en el hombro, miró y vio a un hombre sentado al lado de ella.
-¿Qué ha pasado?-preguntó.
-Estaba soñando.-contestó el hombre-Se ha desmayado en plena calle y le he traido al hospital, pero ya sabe, las listas de espera...si se encuentra mejor vaya a votar.
Aguirricia agradeció su labor a aquel hombre y salió rauda y veloz hacia el Colegio Electoral.
-Si he soñado que ganaba, ojalá que mi sueño se haga realidad.-se decía-Pero lo de Llamazares...¡bueno, sea mal o bien, lo imporante es que hablen de una!
FIN

Guernica de Picasso

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A rey muerto, jaque mate

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