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23.4.08

¡Pulgares arriba!

(El pasado 17/04/2008 este blog cumplió 1 año, y yo como padre suyo que soy tuve el honor de no celebrarlo, pero es que celebrar una fiesta a la que sólo vas a acudir tú es muy aburrida, yo aun diría más, ir a una fiesta a la que sólo voy a acudir yo es muy peligrosa, para mí mismo, porque si me aburro me aburro conmigo mismo, me molesto conmigo mismo, me enfado conmigo mismo y me doy de hostias a mí mismo y como no tengo la suficiente fuerza como para luchar contra mí mismo, porque de lo contrario podría levitar, prefiero no celebrar nada a verme ante el compromiso de no invitarme a mí mismo.)

Primero de todo: Shakespeare no murió el 23/04/1616, murió días antes solo que al adaptar el calendario juliano (llamado así por estar cortado en largas y finas tiras de lo que conocemos como tiempo), que todavía imperaba en UK, al gregoriano tuvo que adaptarse al desfase que había entre ellos.
Por otra parte, ni siquiera es seguro que el fallecimiento en sí de Cervantes fuese en esta fecha, pudiendo variar en 1 o 2 días.

Y como es normal en este día hablaré del último libro que he leído, que por cierto lo he leído entre ayer y hoy.
GUÍA DEL AUTOPISTA GALÁCTICO
Simplemente, me ha encantado.
Desde el fin hasta el principio, porque de hecho el final me parece genial. Quien comprase el libro cuando salió, sin pensar en secuelas, debió estar encantado con el final porque no es el típico final abierto que te crea desasosiego y del que te acabas aburriendo ni es un final cerrado en el que no cabe ninguna pregunta. Series como El Internado o Harry Potter, que enganchan a través del misterio, acaban llegando a un punto en el cual o dejan de crear misterio y/o matan hasta al apuntador o tienen que abrir líneas cada vez más raras. Y que conste que tanto la serie como la saga nombrada arriba me parecen geniales. "¿Nos vamos a almorzar al
Restaurante del Fin del Mundo?". No hay necesidad de añadir nada más.
El principio: Arthur no es (en este libro) ni será nunca (en los siguientes) un musculitos con una falo-pistola en una mano y las caderas (y el resto del cuerpo) de una chica bond en la otra. Arthur Dent es lo que cualquiera espera que sea: un ser humano asustado ante lo extraño cuya adaptación al medio y curiosidad propias del ser humano aumentan según lo que tiene alrededor gana en familiaridad. No se puede esperar que tras haber perdido su casa y su planeta diga "¡qué se le va a hacer!" con cara de tipo duro. ¡Por Ra, que te acaban de destruir el planeta, llora un poquito!
Porque la destrucción de la Tierra ayuda, y mucho, a la fluidez de la novela:
1º) No es Phillip J. Fry que, aunque su famila y amigos de 1999 hayan muerto, sigue en su planeta. No hay vuelta a atrás, no hay un regreso al hogar tras acabar la misión mientras miramos al crepúsculo en el horizonte. Esto no es Oz, ni Kansas.
2º) Ni se buscan ni se necesitan héroes. la Tierra se destruye por la misma burocracia por la cual se destruye la casa de Arthur, solo que a mayor escala. Te olvidas de la Tierra y te viajas por el universo empatizando con el protagonista.
3º) Agradecemos a los vogones el habernos librado, aun incoscientemente, del peor poema de la historia del universo.
Sobre los personajes: seguramente con el tiempo el lector se acuerda antes de la ballena y su autodescubrimiento y autodefinición, así como de la maceta y su "¡oh, no! ¡otra vez no!" que de los vogones y su burocracia. Como al principio no sabes que Alicia está soñando si todos los personajes carrollianos sólo tuviesen una escena acabaría siendo raro, en el caso del libro de Douglas sabes que los vogones existen pero sabes que van a estar tan preocupados en su burocracia que no se molestarán ni en pensar quizás en perseguirte.
Los dos personajes, aparte de Arthur que más me llaman la atención son:

-Tricia McMillan. Su personalidad es como haberse doctorado cum laudem y asistir de oyente a una clase de 1º de carrera, te aburres. Es el único vínculo de Arthur con la humanidad y sin embargo ella está muy por encima de él. No es hasta que descubres que es semialienígena que puedes decir, y con razón "no se parece a nadie que yo conozco".
-Marvin. Una de las razones por las que algo construído a imagen y semejanza del ser humano nunca gobernaá al ser humano. A Marvin ahora lo llamaríamos emo pero solamente es lo que sus creadores quisieron que fuese: una maquina sí, pero con inteligencia y personalidad con lo cual no se siente a gusto con que su papel sea servir al ser humano o cualquier otro ser sino que aborrece que las demás máquinas lo hagan.
El humor: puede que sea demasiado estupido como para captar que cada palabra del libro sea un chiste en sí. Me hace más gracia imaginarme la escena del 2º peor poema de la historia del universo con el poeta declamando mientras los demás mueren o se autofagan que cualquier referencia intrínseca que cualquier (valga la redundancia) xxxxxx* haya podido encontrar, simple que es uno.

*sustituir xxxxxx por cualquier adjetivo de moda. Yo me imagino a una especie de dios de las palabras que junta letras al azar y las lanza a la Tierra esperando que consigamos reunirlas, ordenarlas y descifrar el mensaje. Puede que el mensaje no sea el secreto del sentido de la existencia, tal vez sólo diga "Me he dejado los volcanes abiertos. Giren la llave." y ni siquiera las palabras por sí solas tiene sentido alguno. Lanzaría palabras como nerd, que en un principio nadie usa, y los devoradores de palabras, demonios con aspecto humanoide que se alimentan de términos tras haberles desgastado y quitado toda su esencia, cogerían ese término y empezarían a repetirlo como un mantra "nerd nerd nerd nerd nerd, ¿nerd nerd? ¡nerd nerd nerd!" hasta que los seres humanos nos aburriesemos de esa palabra que parece o no tener sentido o tenerlos todos.

Guernica de Picasso

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A rey muerto, jaque mate

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