Aguirricia en la Comunidad Autónoma de las Maravillas 3ª Parte

Aguirricia se acercó, tenía hambre y aún no había comido.
-Debería haber cogido algo de la fruta.-pensaba.
Los tres estaban en el extremo izquierdo por lo que ella se sentó en el extremo derecha. Los otros dos se le quedaron mirando. Aguirricia pensó que había sido muy maleducada por lo que se levantó y pidió disculpas y permiso para sentarse.
-¿Puedo entonces sentarme y comer con ustedes?-preguntó.
De la Vega se levantó de un salto y dijo: "¡Sí!" y luego volvió a sentarse rapidamente.
-Bueeeeeno,-contestó Solbes-podrías sentarte pero en realidad no estamos comiendo sino merendando, pero siéntate, estamos de fiesta.
No había terminado de sentarse cuando De la Vega gritó: "¡Cambio de asiento, cambio de asiento!" y entre ella y Solbes agarraron al otro que no se inmutó y comenzaron a dar vueltas alrededor de la mesa invitando a Aguirricia a hacer lo mismo. Al final se sentaron en el mismo sitio pero Aguirricia se animó a sentarse cerca suyo.
-Bueeeeeeno, ¿y qué nos estabas diciendo?-le preguntó.
-Yo no he dicho nada.-contestó Aguirricia.
De la Vega y Solbes se miraron, después a Aguirricia, después al hombre que dormía y luego se pusieron a mirarse el ombligo sin dejar de hablar.
-Dice que no ha dicho nada pero yo le he oído hablar, ¿me equivoco?-dijo Solbes.
-¡No!-contestó De la Vega de la manera que lo hacía siempre.
-¿Están ustedes de fiesta?-intentando cambiar el tema de conversación.
-Pues sí, estamos celebrando nuestra victoria en el 2004, así que todos los días son fiesta.-contestó el otro que se había despertado.
-¿Podría decirme su nombre?-preguntó Aguirricia.
-Sí.-contestó él sin añadir nada más.
-¿Y bien?-insistió, pero el otro se había vuelto a dormir.
-Es el Lirón Talantón y solo se despierta los miércoles.-contestó Solbes.
-¿Por qué?-quiso saber.
-Porque está entre el martes y el jueves.-contestó.
-¿Cómo es que no hay nada de comida en la mesa?-volvió a cambiar de tema.
-Bueeeeeno, como todos los días estamos de celebración, no podemos hacer lo que interesa.-contestó-¿Cómo has sabido de nosotros?
-Me lo dijo el gato que estaba encima de la estatua de Franco...-no pudo seguir porque el Lirón despertó y empezó a saltar en la mesa.
Los otros dos le agarraron y comenzaron a darle vueltas como si fuera un pollo frito y después le metieron dentro de una urna, aunque Aguirricia sigue sin creer que pudiera caber.
-¡Ten cuidado con lo que dices!-gritó Solbes-Una adivinanza, ¿en qué se parece Marín a un escaño?
-¿En qué se parece Marín a un escaño?-repitió Aguirricia.
-No lo sé ¿y tú?-dijo Solbes a la otra.
-¡No!-contestó De la Vega como solo ella sabía hacerlo.
-¡Pero si me lo ha preguntado usted!-dijo Aguirricia.
-¡Bueeeeno, otra loca!-dijo Solbes.
-¡Aquí los locos son ustedes!-replicó levantándose.
Los otros comenzaron a dar vueltas alrededor de la mesa mientras ella se iba. Giró un recodo del camino encontrándose de repente con dos hombres que parecían pegados, uno vestía de naranja y azul y el otro de azul y naranja. Aguirricia se les quedó mirando.
-Si crees que somos de cera, alomojó deberías saludarnos.-dijo uno-No han habido casos de muñecos de cera gratis.
-Si crees que somos humanos, aunque no descartamos otra posibilidad, deberías saludarnos.-dijo el otro.
-¡Tú eres Zaplanacebes!-señaló al primero.
-No se empieza así.-contestó éste.
-¡Y tú eres Acebezaplana!-señaló al otro.
-No, tampoco se saluda así.-respondió éste.
-¡Mira!-dijeron los dos a la vez.
Pusieron el brazo en diagonal hacia arriba y miraron a Aguirricia quien supuso que tenía que hacer lo mismo, entonces comezaron a dar vueltas y a cantar "¡nará, nará, narararará, nará, nará, narararará, nará, nará, narararará, nararará!
-Bueno, con una vez alomojó está bien.-dijo jadeando.